Exactamente no se sabe de qué se alimentaban, pero si se sabe su patrón de comportamiento alimenticio; los restos fósiles de los dinosaurios hallados a lo largo de los años, nos han ofrecido mucha información acerca de los patrones alimentarios del reptil.
La información más significativa la aporta la forma y la disposición de las mandíbulas y la dentadura del depredador. Por ejemplo, los herbívoros tienden a tener los dientes planos, debido a que gracias a esta forma, se pueden usar abajo por moler constante del alimento. En cambio, los dientes de dinosaurios carnívoros suelen ser curvados y serrados, de modo que puedan penetrar más en el cuerpo de la presa.

Cráneo de un T-rex
Incluso, la forma general del cuerpo de un dinosaurio nos ofrece datos relevantes y significativos: los carnívoros suelen tener la cabeza corta, grande y poseen un cuello muy musculado. De él se deduce que tenían una dentellada fuerte que les permitía arrancar bocados de carne de su víctima; por contra, los herbívoros poseían los cuellos largos, que les eran muy útiles para conseguir alimento de las copas de los árboles.

Es difícil identificar exactamente de qué planta o de qué animales un dinosaurio en particular se ha alimentado. Pero no por ello imposible, porque sí se han encontrado casos en los que el contenido del estómago del reptil permanecía intacto. Aunque son casos muy aislados.
Hecho por: Valeria Ruiz Alvarez
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